¡Síguenos!Derivado de que las mujeres tienen una esperanza de vida mayor, son ellas quienes más padecen el trastorno neurocognitivo, que es originado por factores genéticos y ambientales, explicó el médico geriatra del Hospital de especialidades de San José del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Hugo González Gómez.
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Especificó que el trastorno neurocognitivo es más frecuente en personas adultas mayores de 60 años; después de los 85 años, la proporción se da en cuatro de cada 10, aunque también se ha presentado en pacientes jóvenes de 45 años, aunque estos casos son menos comunes.
El especialista recordó que anteriormente este padecimiento era conocido como demencia senil, sin embrago, se ha concluido que ésta no existe, ya que lo que sí se da es una demencia a consecuencia del Alzheimer, del Parkinson, de los cuerpos de lewy o del multi-infarto y que en su conjunto provocan el deterioros cognitivo.
Detalló que la enfermedad se condiciona por dos factores: genéticos y ambientales; la primera por alteraciones cromosómicas que predisponen el desarrollo de la enfermedad. Entre los ambientales, figuran la baja escolaridad, la falta de ejercicio y enfermedades crónicas degenerativas como son la diabetes y la hipertensión, entre otras.
Hizo un llamado a la población a estar atenta a señales como: alteraciones con la memoria, repetición de preguntas, olvido de pequeñas cosas, se le pierde la cartera, el reloj, a veces empieza a tener otro tipo de variación como el que le falla hacer cosas que antes hacía con regularidad.
Mencionó que en muchos casos, los doctores no detectan el trastorno neurocognitivo, debido a que no se tiene referencia de la rutina o del comportamiento en casa del paciente, en cambio, los familiares sí perciben estos cambios de conducta o el distanciamiento hacia sus seres queridos, y ellos lo tienen que exponer en las consultas.
Finalmente puntualizó que cuando en la familia se tiene a una personas con este padecimiento, el cuidador o cuidadores deben capacitarse e informarse para entender las conductas, ya que hay veces que el adulto mayor puede sufrir de sobrecarga de cuidados y, en consecuencia, podría derivar en acciones hostiles contra el cuidador.