¡Síguenos!Desde principios de abril, las aulas en ciudades como Pekín o Shanghái fueron sanitizadas, altas paredes de acrílico fueron levantadas entre los pupitres, y las fotografías del regreso a clases mostraron largas filas de alumnos de último año ataviados con cubrebocas, caretas y hasta sombreros para recordar cuatro meses de confinamiento.
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A casi dos meses de conocer la experiencia internacional, y ver cómo en el país donde comenzó la propagación del virus SARS-CoV-2 modificó su rutina diaria, el gobierno mexicano prepara ya los protocolos para el regreso a clases, que incluyen “un papelito” escrito por la madre, padre o tutor para certificar que, en efecto, el niño no cuenta con COVID-19.
Sobre el uso de cubrebocas, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteba Moctezuma, explicó que se analiza que sean obligatorios, pues reconoció que hay mucha polémica, a pesar de ser él partidario de usarlos.
Las imágenes de China son apenas un botón de muestra del miedo al virus, surgido en aquel país, en diciembre de 2019, y ofrecen un vistazo de lo que autoridades han hecho para el regreso a lo que le ha llamado la nueva normalidad.
De acuerdo con el ministerio de educación chino, a todos los estudiantes del país se les debe tomar la temperatura, y deben pasar por puestos de desinfección colocados en las escuelas. En Shanghái, por ejemplo, algunos institutos instalaron salas especiales para aislar a los alumnos que tienen “temperaturas anormales”, según la información de las autoridades académicas.
En México, las declaraciones del secretario se dan de la mano con un mecanismo de semaforización que indicará dónde sí podrán regresar a las aulas. El lunes pasado, durante su participación en la conferencia con motivo del Informe Diario Sobre Programas de Bienestar en Palacio Nacional, Moctezuma Barragán adelantó parte del protocolo, que consiste en dos filtros sanitarios.
El primero será en casas; para ello se les pedirá ayuda a madres y padres de familia para que sean ellos quienes revisen a sus hijos.
“Van a llegar los niños a la escuela con un papelito donde haya escrito su mamá o papá que hicieron la revisión necesaria y que, aparentemente, porque tampoco son expertos, no tiene ningún problema”, refirió.
En un segundo filtro, los alumnos serán revisados en la entrada de las escuelas, donde también se supervisará que se laven las manos con agua y jabón, o usen gel antibacterial.