¡Síguenos!Según la Sociedad Estadounidense de Cirugía Metabólica y Bariátrica y la Sociedad de Obesidad, hablar de hamburguesas, alitas de pollo o postres, puede hacer que el antojo se haga más fuerte y termines comiendo muchísimo; ya que al hacerlo, tu cerebro manda señales de que necesita alimentarse y sobre todo, necesitar más comida.
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Ciertas palabras que hacen referencia a los alimentos, pueden interactuar con el estrés y la genética para desencadenar una alimentación poco saludable.
Un estudio encontró que las personas con obesidad tenían una respuesta más fuerte a palabras asociadas con alimentos ricos en calorías (como por ejemplo alitas de pollo y chocolate) en un circuito neuronal que abarca múltiples áreas del cerebro, y que aquellos participantes con mayor nivel de estrés, optaban por comer esos antojos en mayor cantidad y frecuencia.
Susan Carnell, líder del estudio, reveló que se encontró un vínculo entre las respuestas a las palabras de los alimentos y el riesgo de obesidad en los adolescentes. Lo mejor es mantener la mente despejada y no pensar en antojitos cuando se tiene hambre.