¡Síguenos!
TwittearVisitas: 1918
Las autoridades filipinas reanudaron los trabajos de búsqueda y rescate de cerca de un centenar de personas atrapadas en una mina en Itogon, en el norte del país, sepultada en lodo tras el paso de Mangkhut el sábado.
El alcalde de Itogon, Victorio Palangdan, confirmó a los medios que de momento hay 34 muertos, pero se teme que haya al menos entre 40 y 50 personas atrapadas dentro, por lo que la cifra total de víctimas pueda alcanzar el centenar.
Las fuertes inundaciones y los deslizamientos de tierra causados por el mayor tifón del año sepultaron la mina y cuatro barracones donde vivían los mineros, que ignoraron las advertencias de la policía antes de la llegada del Mangkhut, según Palangdan.
“Pensaron que el área era segura y la convirtieron en un centro de evacuación para sí mismos. Las autoridades intentaron convencerles para que se fueran, pero lo rechazaron”, explicó el alcalde en declaraciones a una radio local.
Dos mineros lograron escapar del corrimiento de tierra arrastrándose por un túnel de la mina, instalación que según las autoridades llevaba cerrada desde 2009, aunque algunos mineros la explotaban de manera ilegal.
Según el último recuento provisional de la Policía Nacional, las víctimas de Mangkhut en todo el país son al menos 65, aunque no está claro si en ese dato se incluye las 34 víctimas confirmadas de la mina de Itogon o solo algunas.
La región más golpeada por Mangkhut, bautizado localmente como Ompong, ha sido Cordillera, donde se han confirmado 54 fallecidos, la mayoría de ellos por avalanchas de tierra en las montañas.
Según el Centro Nacional de Desastres, unas 220 mil personas siguen evacuadas de sus hogares, aunque ese organismo, encargado de coordinar las labores de respuesta de emergencias de todas las agencias gubernamentales, no ha confirmado por el momento ninguna muerte por Mangkhut en sus informes diarios.
El tifón tocó tierra en Baggao, en la costa nororiental del país, la madrugada del sábado con vientos de hasta 305 kilómetros por hora, lluvias torrenciales y olas de hasta seis metros; aunque en su trayectoria hacia el oeste se fue debilitando y abandonó el país por la noche con vientos de entre 120 y 170 kilómetros por hora.