¡Síguenos!13 de agosto de 1910 nace en Teziutlan Puebla, el actor Antonio Espino y Mora “Clavillazo”, se caracterizaba por utilizar pantalones holgados, saco de mangas largas y sombrero de tres picos, sus frases lo hicieron uno de los personajes más queridos por el pueblo.
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Tras la muerte de su hermana —que era como su mamá— decidió abandonar a su familia y buscar una mejor vida en la Ciudad de México, incluso con estudios truncos hasta tercero de primaria.
Cuando recién llegó a la Ciudad de México, se dedicó a la venta de perfumes en las calles y las carpas, lo cual configuró su primera relación con el mundo del espectáculo.
Antonio Espino actuó en el teatro de carpa y de vodevil, utilizando los seudónimos Chumiate y Polidor. Para resaltar su comicidad se pintaba clavos en los ojos, lo cual dio origen a varios sinónimos (incluyendo el de Clavitos, que le puso Adalberto Martínez “Resortes”), hasta Clavillazo, que fue con el que se dio a conocer masivamente. En esta etapa como actor de las carpas, llegó a tener su propia carpa con el nombre de Carpa Teziutlán y posteriormente con el nombre de Carpa Bertha, en honor a su madre y a su hermana fallecida años atrás.
En el Cine
La carrera de Clavillazo en el cine comenzó en 1950 debutando en la película Monte de Piedad (dirigida por Carlos Véjar quien le dio la oportunidad luego de que los Hermanos Soler, Fernando Soto “Mantequilla” y Carlos López Moctezuma intercedieran en favor del cómico). En esta cinta Clavillazo haría el papel de pareja de la actriz Miroslava Stern, pero Mario Moreno “Cantinflas” lo impidió, lo cual favoreció a Antonio Espino pues finalmente interpretó el papel que lo catapultaría a la fama.
Después de esa película, todos sus papeles fueron protagónicos: El genial detective Peter Pérez/ Peter Pérez en Peralvillo (dirigida por Agustín P. Delgado, 1952), Pura vida (dirigida por Gilberto Martínez Solares, 1955), Piernas de oro (dirigida por Alejandro Galindo, 1957), Los fenómenos del fútbol (dirigida por Manuel Muñoz, 1962), La marchanta (dirigida por Arturo Martínez, 1973), Bohemio por afición (dirigida por Federico Curiel, 1984) y Carnaval de estrellas (dirigida por César Diangelo, 1990), entre más de 30 películas.
Es recordado sobre todo por sus características frases, “¡Pura vida!”, “¡Ahí nomás!”, en tono de alegría o “¡Nunca me hagan eso!”, “¡Méndigo!”, en tono de desesperanza.
Al mismo tiempo fue empresario de bienes raíces, dado que fue el dueño del fraccionamiento las Cabañas, situado en Tepotzotlán, Estado de México, promovido muy fuerte en los anuncios de la televisión a fines de la década de los 60.