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Con un incremento del 38.4% en términos reales, se empezaron a ver incrementos más suaves. Para enero del 2022, el aumento de precios de la canasta de la FAO fue ya del 17.5% real respecto al mismo mes del 2020.
Si bien los incrementos de precios en su comparación anual tienden a ser de menor magnitud, estos son todavía de dos dígitos. En el primer mes del año, el aumento en el precio de los alimentos fue liderado por el aceite, con un incremento anual de 31.7%. Dicha variación se considera mucho mejor, comparado con el 121.3% de mayo del 2021.
Al aumento en el precio del azúcar fue todavía muy amargo, pues registró en enero un aumento de 17.8%, aunque también se ubicó ya lejos del 55.8% de abril del año pasado. De acuerdo con información de la FAO, el incremento en el precio de la leche en el mercado internacional al inicio del año fue de 16.8%, y dibuja ya un descenso desde el 26.3% de mayo pasado. Por lo que toca al precio de la carne, el aumento en enero fue del 15.4%, después de un máximo de 21.8% en julio del 2021.
El alimento que sufrió en menor embate de la inflación fue la carne, con un aumento anual del 15.4%, aquí es importante recordar que el repunte en el precio de los alimentos que en el 2021 registró incrementos no vistos desde 2008, se dio también en el contexto del aumento en el precio de la energía, interrupción en las cadenas de suministro, todo ello como efecto de la crisis sanitaria que afectó a la economía mundial. El incremento en el precio de los alimentos se puede dimensionar con los niveles de inflación récord que en la Eurozona en enero pasado alcanzó un nivel récord de 5.1%. En Alemania el aumento en los precios al consumidor fue de 4.9%, después de registrar un mes antes un máximo de casi tres décadas y en Estados Unidos se aceleró al 7.0% en el último mes de 2021, que marcó un nuevo máximo desde junio de 1982.
Índice de precios de alimentos FAO (variación % real anual)
En enero descendieron los precios mundiales del trigo, 3.1 %, por el incremento estacional de los suministros derivado de cosechas abundantes en la Argentina y Australia. Sin embargo, la fuerte demanda de trigo de mayor calidad en un contexto de escasez de disponibilidades a nivel mundial, sumada a la incertidumbre por el aumento de las tensiones políticas en la región del Mar Negro, impidió que los precios descendieran en mayor medida.
En el índice de precios de los aceites vegetales de la FAO, el aumento se explica por el avance en las cotizaciones de los aceites de palma, soya, colza y girasol. Tras un descenso transitorio, los precios internacionales del aceite de palma repuntaron en enero, fundamentalmente a causa de la preocupación por una posible disminución de las disponibilidades exportables en Indonesia, el mayor exportador de aceite de palma del mundo, así como por una producción moderada en los principales países productores.
En enero subieron también las cotizaciones de los productos lácteos, los incrementos más pronunciados correspondieron a la leche desnatada en polvo y la mantequilla, dicho aumento se debió a la disminución de la oferta en los mercados mundiales a consecuencia de una reducción de las disponibilidades exportables, especialmente en Europa occidental, donde la reducción de las entregas de leche de algunos de los grandes países productores de leche, así como por una caída de las reservas que empujó los precios al alza.
Los precios de la carne se vieron presionados en enero por los precios de la carne de bovino que alcanzó un nuevo máximo, respaldados por una fuerte demanda mundial de importaciones que superó a los suministros para la exportación, principalmente en el Brasil y Oceanía, a raíz de una disminución de la oferta de ganado destinado a la elaboración. Las cotizaciones de la carne de cerdo subieron ligeramente, por la escasez de mano de obra y los elevados costos de los insumos que redujeron la oferta mundial.
Finalmente, la disminución de las cotizaciones internacionales del azúcar en enero estuvo se relaciona con las perspectivas favorables para la producción y con la buena marcha de las cosechas en los principales países exportadores, la India y Tailandia, así como con el aumento de las precipitaciones en las principales zonas productoras del Brasil.