El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una guerra comercial al imponer aranceles del 25 % a importaciones de México y Canadá, y 10 % a China, una medida que ya ha generado críticas y advertencias sobre su impacto económico.

El anuncio de los nuevos gravámenes busca reequilibrar el comercio, según el propio Trump y el empresario Zach Motti, presidente de Coalition for a Prosperous America (CPA). Sin embargo, expertos económicos temen que estas políticas desintegren las cadenas de suministro en América del Norte y eleven la inflación en Estados Unidos.

El diario The Wall Street Journal, de línea conservadora, calificó la decisión como “la guerra comercial más tonta de la historia”. Economistas como Paul Ashworth, de Capital Economics, prevén que esta medida sea el inicio de una posible crisis comercial global. Jason Furman, economista de Harvard, cuestionó la sostenibilidad de esta política, mientras que Mary Lovely, del Instituto Peterson, alertó sobre el impacto directo en los consumidores.

Según Paul Donovan, de UBS Global Wealth Management, los efectos de esta decisión comenzarán a reflejarse en un mes, afectando los precios de alimentos y combustibles.

Analistas advierten que esta medida puede favorecer a China, que podría tomar ventaja en el escenario económico internacional. Larry Summers, exsecretario del Tesoro, consideró la medida un "shock autoinfligido" que podría beneficiar al presidente chino Xi Jinping.

Esta controvertida acción amenaza con modificar el panorama económico mundial y dejar consecuencias imprevistas para la economía estadounidense.

Con información de EFE