¡Síguenos!Francisco Gabilondo Soler nació el 6 de Octubre de 1907 en la ciudad de Orizaba, en el estado de Veracruz, México. Le aburre la escuela de modo que cursa sólo hasta el sexto grado de primaria. En adelante sería autodidacto. En 1928 llega a la Ciudad de México y como deportista incursiona en la natación, el box y la tauromaquia.
TwittearVisitas: 3247
Tenía una consideración especial hacia todos los seres vivos. Creía, por ejemplo, que no había que eliminar insectos sin averiguar primero su función, el por qué estaban ahí. Rehuía la monotonía. Tomaba la vida con toda energía. Solía aventurarse en el mar.
Empieza la profesión que sería clave en su vida, con el programa El Guasón de la Tecla. Se le pide después que utilice su chispa para producir algo para niños, y en 1934, el 15 de Octubre a la 1:15 de la tarde nace Cri-Crí, El Grillito Cantor.
Desde el 15 de octubre de 1934, Francisco Gabilondo también se empezó a llamar Cri Crí y cantó sus cuentos musicales en la radio durante casi 27 años.
Después de seis años de transmisiones radiales de Cri-Crí decide viajar. Cruza el estrecho de Magallanes, y conoce Tierra del Fuego; luego desembarca en Buenos Aires en donde toma los ritmos de sus canciones “Ché araña” y “Tango medroso”. El recorrido dura un año.
Luego, continuó con su vocación de aprender, asimilando mucha historia, idiomas y grandes cantidades de astronomia.
Ingresa a la Sociedad Astronómica de México como miembro activo el 31 de Octubre de 1951. Deseando mejores cielos para sus práticas de astronomía, hace construir un observatorio en el pueblo de Tultepec para que los aficionados de la SAM hicieran prácticas observacionales. Posteriormente cede esas instalaciones a la SAM.
“Me gustaba leer los libros de Salgari, de Verne …, quería ser como pirata de Salgari; a esos piratas lo ví muy buenos, muy generosos y hasta bondadosos … y así quería ser, un pirata … pero un pirata debí conocer los mares …, y la geografía, para recorrer el mundo … Debía estudiar las estrellas, pues ¿Cómo orientarse en el mar sin conocer las constelaciones? Había que estudiar cosmografía y también aritmética y geometría, pues las cosas se hacen a base de suficiente preparación. Quise ser de todo, astrónomo, geógrafo, ingeniero …”
“Eramos siete a quienes, creyendo ser ya sabios, se nos metió la idea de concurrir al Observatorio de Tacubaya, no como simples visitantes, sino para que se nos dejara usar los instrumentos para descubrir otros planetas, cometas, y muchas nebulosas … Don Joaquín Gallo tuvo la paciencia de tolerar nuestro deseo y nos enseñó cosas del Observatorio, pero también nos hizo cierto examen con el que enseñamos el cobre y ya no salimos de ahí tan seguros de nuestro vale. Sin embargo, regresamos, y aunque amablemente se nos permitió incursionar por las instalaciones, sólo pudimos meter la nariz, no nuestro talento. En el observatorio se nos conocía como Los Siete Sabios de Tacubaya …”
Su oportunidad de ser navegante se presenta en 1941. Como marinero en un transporte mercante, hizo la travesía desde el puerto de Acapulco por el Pacífico hacia la Antártida para regresar por el Atlántico y el Caribe hasta el puerto de Veracruz. Para conocer a fondo la navegación estudia esa materia y en 1945 recibe de Weem System of Navigation, de Annapolis, Maryland, el diploma por haber completado el curso de Navegación Celeste.
En los 50’s se dedica de lleno a la astronomía, y la mediados de los 70’s, para eludir el ambiente citadino, decide retirarse al pueblo de Tocuila, cerca de Texcoco, en donde hizo contruir una casa con cierta semejanza a la que tuvo en su infancia. A pesar de los efectos de la edad y las limitaciones visuales sigue dedicado a la astronomía con un telescopio y binoculares, con cálculos matemáticos y, excepto en sus último días, la lectura.
Murió, por una falla cardiaca, el 14 de Diciembre de 1990 a los 83 años y 69 días. Nos dejó una maleta con 216 canciones y kilos de cuentos con las aventuras de su alma musical: Cri Crí, el Grillito Cantor.